Nos gastamos más de la mitad de la vida buscando a alguien que se parezca tanto a nosotros, para que nos lo llevemos a la casa y podamos emprender una especie de aventura sentimental, pero siempre decimos "tiene que ser igual a mí o tener muchas cosas en común" como si nosotros fuéramos la gran cosa, de repente a uno le pasa que después de un rato de tratar de conseguir a una persona así, uno descubre que después del tiempo esa persona sale del cuarto, saca la cabeza y dice: noche y uno le contesta día, porque sí nada más, uno dice blanco esa persona dice negro, a esa persona le gusta el fútbol a uno le gusta el voleibol y entonces uno comienza a cometer errores. Uno trata de largarse del lugar, voltea a ver y se supone tendría que estar, pero se largó antes que nosotros, uno va y busca por la vida un nuevo camino y entonces uno busca a una persona que se parezca mucho a nosotros, esa persona se consigue a alguien que le guste el fútbol y la otra persona consigue a alguien que le guste el voleibol y cada uno emprende su nuevo camino. A mí me pasó que íbamos a un pub y yo pedía "un tequila por favor y esa persona decía: "yo también quiero un tequila" era todo tan perfecto, aguanté dos semanas y a la persona que se fue con la futbolista, aguantó dos semanas y un día, nos aburrimos de la perfección. Un día hablamos por teléfono, no citamos en un café, charlamos por un rato y llegamos a la maravillosa conclusión que para ser amigos es importantísimo ser bastante parecidos y afines, pero para ser pareja, pololos, amantes y amarse no hay nada mejor en el mundo que ser distintos.