Era una mañana soleada, y aquél hombre demostró ser un buen viajero durante el tiempo que corría entre las rutas del destino, no era aquél hombre que toda mujer sueña o que las pretenciosas dicen soñar, es un hombre con aspecto malo, con corazón de indigente pasajero, soledad marcada por el tiempo, sueños derrocados por el tren del tiempo que se esfumó en ese andén pasajero, mientras mas tiempo pasaba más distancia desde el punto inicial se encontraba, estaba en el abismo del sedentarismo este hombre, aunque las millas se coman la ruta y si el auto perece o se descompusiera, no hay nada que haga que el tiempo se detuviera... lo único que puede hacer es poner marcha atrás o disminuir la velocidad, lástima que el pobre hombre el tiempo no pueda parar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario