Detrás de cada concierto hay un sueño y detrás de cada sueño hay una historia, sábado de música, un agradable ambiente, luces fuera, con solo mirar el alrededor, ver las caras llenas de ilusión, la mía propia debía ser todo un poema, tan simple como un sábado cualquiera, en el que te arreglas o sencillamente te pones esa camiseta que estabas deseando ponerte. Un sábado que en resumen dura 3 horas, maravillosos 180 minutos, no solo el concierto, el festival, el grupo o quien haga palmas subido en un escenario emociona... supongo, que como todo es el ambiente, las personas, las que están a tu lado, la que tú has elegido, aunque siempre se te pegue alguien que produzca esa sensación de locura, el caso es que sea cual sea el motivo, es suficiente, un concierto mueve más emociones que una semana entera con disney, un concierto especial con la persona adecuada es como si tocaras el cielo muchas veces sin caerte, me encantas esas experiencias, me encanta salir a disfrutar con la música, si pudiera viviría en un constante festival, aunque debo decir que jamás he ido a un verdadero concierto con la persona adecuada, supongo que ya me tocara, que ese día ya sucederá.
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