Veo la vida pasar y consumirse ante mis ojos al igual que éste cigarrillo, cuyo humo me llena los pulmones al inhalar. Me siento en mi cama, como un gato sobre el tejado a escribir unos renglones que no sé a dónde van. Las estrellas se reflejan en mis ojos, que algún día no las verán más. A lo lejos aúlla un perro, tal vez solo, quizá no tanto como yo. ¡OH! fría soledad, compañera fiel que me abraza en las noches gélidas. Respiro frío, estrellas y libertad aprisionada, y un abandono inverosímil, pues entre tanta gente no encuentro a nadie. Laberinto sin salida. Nadie, no somos nadie, solo somos una pequeña mota de polvo entre este cúmulo de lejanas galaxias. Somos estrellas que cruzamos fugaces el firmamento; algo Subjetivo. La noche siempre fue cómplice de mis locuras reflejadas en papel.
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