He charlado con mis anhelos y he quemado cada resquicio de mi mente envenenada, sufro cuando respiro de mis propios suspiros malsonantes y recojo las lágrimas derramadas por el frío, que lástima me produce mi ilusión y estas inertes notas de música que hoy se funden en mi esperanza, le digo adiós al amor con la mano vendada por hojas otoñales, este frío que hace que mi cara se vuelva de un tacto tan poco agradable, no es un frío cualquiera, me hiela el alma y hace que todo se vuelva demasiado oscuro, tu recuerdo se extingue poco a poco, como los días largos, ya no sé dibujar sonrisas en mis labios y duele al tiritar, que rápido se evaporan los latidos de mi corazón. Maldita sea, que vuela la alegría a mis brazos agrietados, por la noche quiero estar allí servir de nido a tu corazón calentar tu invierno y no tener que echarte más de menos, no tener que contemplar como una enferma tus fotos, si tú no estás aquí por la noche toda esta distancia no es romántica ni especial, tan sólo duele. Solo duele por el día y por la noche mi dulce droga eres tú, no te desvaneces con nada, el amor aumenta y mi cuerpo siente la necesidad de ti, aquí y ahora, parar el tiempo. Mi dulce corazón sonreía al mar pensando que algún día, llegaría la hora de partir, sé que irían todos tus recuerdos conmigo como tripulación y tu corazón como mi capitán, suspiros acompasados, besos de terciopelo, sonrisas y mucho amor acompañándome.
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